Perspectiva humanista

Carl Rogers

Los problemas en el desarrollo de la personalidad se presentan cuando en el sujeto se da una incongruencia entre la imagen que tiene de sí mismo y su comportamiento ante los demás.

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Perspectiva humanista

Carl Rogers

Perspectiva humanista

Carl Rogers

La Psicología del Yo (del self) propuesta por Carl Rogers se centra en la explicación de los esfuerzos que la gente hace para construir una autoimagen congruente con su comportamiento, lo que contribuye al crecimiento psicológico de la persona. Por ejemplo, alguien que se ve a sí mismo como responsable y trabajador, actuará y dejará constancia de su forma de ser en todas sus actividades laborales e incluso familiares y sociales.

Los problemas en el desarrollo de la personalidad se presentan cuando en el sujeto se da una incongruencia entre la imagen que tiene de sí mismo y su comportamiento ante los demás. Por ejemplo, esto sucede en aquel que se valora como responsable y trabajador, pero del que sus compañeros y jefe se quejan por su constante ausentismo y falta de colaboración. Cuando la autoimagen es coherente con lo que se hace y dice, el sujeto tendrá mayores posibilidades de lograr su autorrealización.

De acuerdo con Rogers, las posibilidades de éxito de una persona están marcadas por la congruencia que debe existir entre su Yo real (lo que realmente somos), su Yo ideal (lo que nos gustaría llegar a ser) y su autoimagen (el cómo nos valoramos).

Aunque es de esperar que no podamos alcanzar todos nuestros ideales, la distancia entre lo real y lo ideal, para ser sana, deberá tener una cierta posibilidad de aproximarse a su logro. Cuando esa distancia es tan grande que no cabe la menor posibilidad de lograrse, entonces lo que seguramente se obtendrá será tensión y frustración constante. Los potenciales de una persona se desarrollarán al máximo cuando ésta conoce sus virtudes y acepta sus defectos, con el ánimo de superarlos.

Las personas con mayor grado de cohesión y mayor posibilidad de autorrealización tienden a ser socialmente adaptadas, seguras de sí mismas, espontáneas y creativas. Las personas de menor cohesión y alto riesgo de fracaso, tienden a ser depresivas, frustradas, ansiosas y socialmente inseguras.

De acuerdo con Rogers, la autorrealización se logrará, siempre y cuando las circunstancias, el ambiente o el sujeto mismo no obstaculicen el camino para lograrlo. Con el fin de lograr la autorrealización, se deberá cubrir ciertos requerimientos, tales como:

  • Ser honestos y sinceros en la manifestación de nuestros sentimientos
  • Mostrar respeto y tolerancia positiva e incondicional por las ideas y creencias de los demás
  • Ser empáticos y no juzgar los sentimientos de los demás

La Terapia Centrada en el Cliente, ideada por Rogers, enfatiza la necesidad de que el paciente incremente su autoconciencia como condición para el cambio. Sin embargo, en contraste con el psicoanálisis, la terapia humanista se enfoca en que el sujeto haga consientes los sentimientos y pensamientos exclusivamente del presente.

En esta forma de tratamiento, el terapeuta funge como un escuchador activo; sincero, tolerante y empático, de todo aquello que el paciente quiera decir, sin hacer interrupciones ni interpretaciones. El terapeuta refleja (repite) lo que el paciente dice con la finalidad de mostrarle que lo escucha atentamente. La finalidad es proveer al cliente de un ambiente seguro donde se haga prosperar una tendencia natural hacia la salud personal.

En resumen, el Yo, el uno mismo, el self es la parte de universo que deberíamos conocer mejor. Sin embargo, para muchas personas esto representa la zona más oscura y amenazante de ese universo, por lo que prefieren dejarlo de lado. Lo cierto es que, para desarrollar nuestras potencialidades, autorrealizarnos y crecer como personas, no tenemos más remedio que conocernos a nosotros mismos; aceptar nuestras limitaciones y defectos, y acrecentar nuestras virtudes.

Autoevaluación

Observa el esquema y responde las preguntas.

1. El éxito o fracaso en la autorrealización no está marcado por el grado de cohesión entre los componentes del Yo: el Yo real, el Yo ideal y la autoimagen.

2. En el éxito existe una integración de los tres componentes, cada uno es complementariamente parte del otro.

3. En el fracaso los tres componentes no están alejados entre sí, se tocan, y sólo están unidos por un hilo muy endeble.